
Una experiencia hostelera que comienza a las 10:30 de la mañana es, sin duda, una propuesta novedosa, nos atrevemos a decir que incluso pionera. A esa hora comenzamos las Cenas Improvisadas de fismuler que, después de conquistar Madrid con una propuesta así de singular, llegan a Barcelona para crear una experiencia inmersiva y nunca vista en las cocinas de un restaurante.
Estas cenas improvisadas consisten en lo siguiente: como decíamos, empiezan a las 10:30 de la mañana, a esa hora, Nino Redruello y Manuel Villalba dan la bienvenida a un grupo reducido de doce comensales que les van a acompañar al mercado de La Boquería, un clásico en Barcelona, para escoger los productos frescos del día más apetecibles. Una vez hechas las compras, nos toca empezar a pensar en el menú, y qué mejor que hacerlo con un aperitivo. Dicen que se piensa mejor con la tripa llena, sobre todo si es para seguir pensando en cocina, algo muy nuestro, pensar en comida mientras se come, y casi una obligación para cocineros inquietos con cabezas que no paran.
En ese tentempié, comensales y cocineros comienzan a diseñar un menú que, por su propio origen, será único, por la exclusividad de la experiencia, será irrepetible en las cocinas de fismuler. Después, un descanso para todos hasta la cita a las 20 horas en el número 17 del Carrer del Rec Comtal. A esa hora, abrimos las puertas de fismuler para servir un vino a los comensales mientras cocinamos, como si estuviéramos en casa. No solo van a presenciar el cocinado, “Los clientes pueden conocer de primera mano cómo se organiza el equipo antes de un servicio”, como explica el medio Cuina.
Es una inmersión total en el engranaje interno de nuestro restaurante. A las 20:30 comienza el desfile de platos que se van a disfrutar, como indica Cuina, “acompañado de un maridaje con los vinos seleccionados por la sumiller Alba Mozo y los cócteles de la casa”.
Estas cenas atienden, como indica la revista Woman, a “esa actitud disfrutona” que define a Nino y a los que formamos parte de su equipo. Nacieron en fismuler Madrid como “Una ‘revisión’ del clásico menú degustación, visto bajo el prisma de Nino Redruello”, dice Gastronomistas. Y estamos de acuerdo. Quisimos darle una vuelta a la idea de menú degustación, que nace del deseo de mostrar todo lo que un cocinero sabe hacer en su cocina, para llegar a mostrar todo lo que un cocinero y su equipo hacen y trabajan en su restaurante para que sea único: desde la selección del producto al emplatado, pasando por la conceptualización del menú, la organización del equipo y el cocinado.
La guinda es que este menú se saborea en grupo, porque una experiencia tan única está hecha para ser compartida por quienes disfrutan de una manera parecida y a la vez tan singular de la gastronomía. Nos gusta verlo como sintetiza Vogue: “es como una cena familiar”.
En nuestras casas la sorpresa está presente siempre, así lo queremos, haya menú degustación, cambio de carta o vengas por enésima vez a tomar el conocido escalope Armando; cada visita tiene que ser única. Nuestro trabajo en cocina y en sala está enfocado en esa singularidad de la experiencia (palabra manida a la que queremos dar de nuevo el lugar que se merece). Objetivo conseguido, aunque nunca lo demos por hecho.
¿Y ahora qué? Esa pregunta se repite en nuestras cabezas inquietas y nos lleva a mil lugares nuevos. En fismuler Madrid nos llevó a crear esta experiencia original y, nos atrevemos a decir, pionera. Posiblemente a quien le contásemos hace un tiempo que nos íbamos a llevar a nuestros comensales al mercado nos hubiese tachado de locos. Ahora, recorremos con ellos los de Madrid y Barcelona, porque ellos también hacen fismuler.